¿Qué pasa con el sexo cuando el bebé no llega?
Uno de los tres pilares básicos que componen el famoso “triángulo del Amor” Stemberg es la pasión, acompañada de la intimidad y el compromiso.
La pasión engloba no sólo la sexualidad sino un estado de intenso necesidad de unión con el otro, como expresión de deseo, de cariño, de placer físico y acompañado de una gran excitación psicológica. Hasta ahí bien.
Pero ¿qué sucede cuando el objetivo de la sexualidad deja de tener de aliada a la pasión y se convierte en un dispensador de espermatozoides a la caza del óvulo más receptivo? Que llega la obsesión por el embarazo…
En palabras de Darío Fernández, psicólogo especializado en psicología aplicada a medicina reproductiva: “Se pasa de hacer el amor a hacer bebés, del sexo-pasión al sexo-trabajo.”
Cuando se busca un embarazo y éste tarda en llegar, el objetivo único de la relación sexual es el reproductivo, convirtiéndose en un encuentro mecánico, calculado, frío y muchas veces hasta obligatorio, dañando la relación de pareja en éste ámbito y en todos los relacionados.
Efectos en la relación de pareja
- Aumento de la ansiedad y del estrés por la presión a la que ambos se sienten sometidos y por la incertidumbre de no saber cuándo se solucionará o si tiene solución.
- Cambio en los roles y en la imagen del otro: se produce un cambio inconsciente de foco que hasta entonces estaba en la relación como pareja a ponerlo en la relación como padres. El espacio para cultivar la pareja puede quedar subordinado a la prioridad de crear mi identidad como madre o padre.
- Problemas en la comunicación de la pareja aumentando la frecuencia de las discusiones como efecto rebote del malestar emocional: sentimientos de frustración, impotencia y falta de autoestima ante el retraso de la llegada del embarazo.
- Disminución del deseo erótico al reducir el acto sexual a la secuencia programada a los periodos de ovulación y a la mecánica del propio acto.
- Cuestionamiento de la identidad sexual y auto-imagen corporal: síntomas depresivos al percibirse como “defectuoso/a”, verse como “instrumento de fertilización”, sentirse “incompleto/a” y culpable, etc.
- Posibles disfunciones sexuales por bloqueo y anticipación del fracaso: entre las más frecuentes: eyaculación precoz y disfunción eréctil.
Reflexiona
Algunas de las claves importantes para evitar que el deseo por tener un hijo/a se convierta en obsesión y termine con nuestra relación de pareja
- Entender que la búsqueda del embarazo no debe ser el foco de nuestra relación ni invadir todas las áreas de la vida de la persona. Evitar el monotema en la pareja ni la obsesión de lectura de todo tipo de información relacionada (revistas, libros, foros.)
- Ampliar la mirada sobre el sexo como elemento que no está al servicio de la reproducción, no limitándolo sólo a los días fértiles o a la monotonía de la fecundación.
- Cuestionarse los mitos reproductivos asociados con mi propia identidad: reflexionar sobre ¿para qué quiero ser madre/padre ¿¿quién sería la persona que más se alegraría si esto sucediese después de mí? ¿soy víctima de la presión social, familiar, cultural? ¿podría llegar a ser feliz si no tuviera hijos/as? ayuda a poder relajarnos y valorar diferentes opciones. Según los expertos el hombre percibe este problema más como una amenaza a sus relaciones y a su virilidad, en tanto que la mujer la percibe como una amenaza a su identidad.
- Continuar con la rutina y hábitos de ocio anteriores es frecuente que cuando el hijo/a no llega comience a resultar incómodo compartir eventos o conversaciones con antiguos amigos que ya los tienen o lo están esperando.
- Relajarse y aceptar el proceso: el estrés solo contribuye a que el embarazo no se concrete, pues las hormonas de la mujer se alterarán ante el estrés y la angustia.
- Acudir al/ a la especialista en el momento en que lo consideréis necesario para que os orienten de los pasos que tenéis que dar.
Y recuerda…
Este deseo-decisión puede poner a prueba muchos aspectos del vínculo con tu pareja: la comunicación, las expectativas, la empatía, la tolerancia a la frustración y el deseo. Aprende a potenciarlos de tal manera que ayude a fortaleceros individual y conjuntamente para vivir la espera en mayor plenitud y con calma.